lunes, 26 de noviembre de 2012

El Viejo Varieté.


A la misma altura que nosotros, el publico que rondaba las cuarenta personas, y dispuestos en una ronda, tocaba una banda de folklore en El Viejo Varieté (con tilde para que ninguna malinterpretacion haga de las suyas). Tocaban bien los muchachos, tenian su guitarra, su bajo, su bombo, su bandodeon y su coro, este ultimo se ve que era el galan de la banda, en medio del espectaculo, cerveza en mano, intercambiaba besos de lengua con una señorita de su edad (unos cuarenta y algo). El publico alternaba entre danzas folkloricas autoctonas y un pogo al estilo recital de Iron Maiden, el seguidor de Racing de Olavarria que se llevaba puesto al resto del publico, el bailarin de malambo mas destacado del predio de Calle Cuarenta y nueve entre Cuatro y Cinco tambien se chocaba a uno que otro colega, y el hombrecito sin piernas, quien con su vasito de cerveza y su cigarrillo, hacia frente a sus limitaciones fisicas dando vueltas y vueltas en la pista con su silla de ruedas. El lugar es bizarro, grafiteado en variables calidades plasticas con motivos musicales sobre todo, sencillo, sin gran iluminacion ni publicidades de energizantes ni cigarrillos, y quienes asistieron se divertian igual que en cualquier otro boliche, con birrita y faso y bailando y charlando de cosas sin sentido.

El integrante mas curioso de la banda y del lugar: El señor que estaba a cargo del palo de escoba. Zurdo como Hendrix, Cobain y McCartney, y fusion de ellos, porque en ocasiones hacia complejisimos punteos, muchas veces marcaba los acordes, y tambien realizaba una que otra tecnica de bajo. Y no hay que dejar de lado su danza frenetica a lo Angus Young, que le daba a la banda ese golpe de energia que contagiaba a todo el publico, por momentos mirando a sus fans, a veces de cara a sus compañeros. Y de tanto en tanto se detenia a afinar las cuerdas de su intrumento. Hasta se animo a acomodar un pie de microfono y cantar, demostrando que era el mas corajudo del Varieté esa trasnoche, luego se canso y dejo el microfono a un costado y se ocupo solo de hacer su show con el palo de escoba.

A la salida se amagaron piñas y peleas de pareja, por un lado, en la esquina dos hombrecitos pateando portones y haciendo escandalo, que se evitaron el tener que enfrentarse a un gordo con camiseta de Gimnasia de La Plata que tenia toda la pinta de ser un experimentado en cuestiones de trompadas, con la oportuna llegada de la policia que se encargo de ajusticiarlos; por otro, la groupie besuquera del coristo que seguia repartiendo cariño, ahora con una mina, y la aparicion del coristo ya mencionado en ese preciso momento, que lejos de hacer un quilombo como para escribir una historia un poco mas larga el dia de hoy, se hizo participe de un trio de besos, y volvieron adentro, ellos sabran que hicieron despues.

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