Escribo esto en uno de mis tantos arrebatos de alarde y vanidad, los que normalmente canalizo mediante un tortuoso monologo con mates o hablando en la facultad mientras deberia estar prestando atencion. Y es que al contrario de lo que piensa todo el que me conoce un poquitito, me creo un extraordinario cocinero, innovador, que se anima a las vanguardias. Mis escasisimos recursos y mi tecnica lastimosamente limitada para manipular los utensillos hicieron que tenga que mover forzosamente las neuronas cuando comprarme sanguchitos en el almacen empezo a hartarme y superar mi presupuesto, logre con casi nada sobrevivir al hecho de que soy un pelotudo, como Pollock resolvio su vida artistica con los happenings y los Ramones se hicieron recontramil famosos sin saber tocar sus instrumentos, yo no transgredo los limites de las paredes de mi diminutisima cocina pero tengo la total certeza de que me falta un golpe de suerte que me impulse a dar el salto a la consagracion. Ademas de que estoy en medio de un arrebato de alarde y vanidad sin precedentes.
La vergüenza mas grande que recuerde la pase en mis primeros dias en una pension de estudiantes, a los dieciocho años, y habiendo asumido que odiaba cocinar con el alma; hervi un poco de agua, la eche en un taza y le agregue primero un sobre de sopa instantanea -hasta ahi ibamos bien- y segundo un puñado de arroz pretendiendo que funcionara como la avena Quaker, no se que pedo atomico se me cruzaba por la cabeza. De ahi manifeste mi aficion por la unica comida que me salia: sopa de cabellos de angel, que hasta el dia de hoy (tengo veintitres, no es que haya pasado una fortuna de tiempo) me sigue salvando cuando me da paja cocinar -a menudo- o cuando no tengo un mango -a menudo tambien-. Pero muy esporadicamente me tomo el atrevimiento de experimentar, como un musico pendejo que se compro un sintetizador y esta al pedo todo el dia, y asi fue como hervi todo lo que se come: higado, riñon, chorizo y un sinfin de verduras, y absorbi todo el juguito que quedaba haciendo uso correcto del arroz, con el que finalmente construi una estrecha relacion amistosa.
Escribo esto en uno de mis tantos arrebatos de alarde y vanidad, mientras digiero dos patas de pollo al horno con ensalada de hinojo y naranja con el agregado del juguito que largo el pollo en la asadera, ese mismo juguito que me vieron agregandole a los fideos y me trataron de loco. Que poco lugar se le da a la innovacion, si ni siquiera le dan chace a mi higado hervido con alguna verdura y arroz, o a mi riñon hervido con alguna verdura y arroz, o a mi zapallo y cebolla hervidos con fideos y mostaza. Mas adelante me voy a animar al seso y la tripa gorda, pero cuando tenga ganas yo. ¡Adios, irrisorias epocas en que mi madre me mandaba encomiendas a la pension con las Patitas ya horneadas para que no me mandara ningun moco! ¡Adios! Pero me dejaron grandes enseñanzas esas epocas, como por ejemplo la costumbre de no rechazar jamas ningun ofrecimiento de algo que se coma aunque sean las sobras de los demas, y lo que considero una de mis pocas virtudes: me gustan absolutamente todas las comidas a excepcion de las nueces y las aceitunas. Considero a esto ultimo una enseñanza porque no me imagino naciendo con la capacidad de morfarme lo que venga y disfrutarlo, creo que a fuerza de no poder hacerme cosas ricas desarrolle una cualidad que denomino 'paladar de amianto' que me permite felicitar a personas que cocinan peor que yo -perdon, acto fallido, soy un extraordinario cocinero y casi todo el mundo cocina peor que yo- por el simple hecho de hacerme un pancho. Tambien rasco los fideos con salsa de algo del fondo de la olla a cualquier temperatura y los bajo con jugo Tang sabor limonada, me como la polenta fria y el atun directo de la lata humectado en su propio aceite de conserva.
La vergüenza mas grande que recuerde la pase en mis primeros dias en una pension de estudiantes, a los dieciocho años, y habiendo asumido que odiaba cocinar con el alma; hervi un poco de agua, la eche en un taza y le agregue primero un sobre de sopa instantanea -hasta ahi ibamos bien- y segundo un puñado de arroz pretendiendo que funcionara como la avena Quaker, no se que pedo atomico se me cruzaba por la cabeza. De ahi manifeste mi aficion por la unica comida que me salia: sopa de cabellos de angel, que hasta el dia de hoy (tengo veintitres, no es que haya pasado una fortuna de tiempo) me sigue salvando cuando me da paja cocinar -a menudo- o cuando no tengo un mango -a menudo tambien-. Pero muy esporadicamente me tomo el atrevimiento de experimentar, como un musico pendejo que se compro un sintetizador y esta al pedo todo el dia, y asi fue como hervi todo lo que se come: higado, riñon, chorizo y un sinfin de verduras, y absorbi todo el juguito que quedaba haciendo uso correcto del arroz, con el que finalmente construi una estrecha relacion amistosa.
Escribo esto en uno de mis tantos arrebatos de alarde y vanidad, mientras digiero dos patas de pollo al horno con ensalada de hinojo y naranja con el agregado del juguito que largo el pollo en la asadera, ese mismo juguito que me vieron agregandole a los fideos y me trataron de loco. Que poco lugar se le da a la innovacion, si ni siquiera le dan chace a mi higado hervido con alguna verdura y arroz, o a mi riñon hervido con alguna verdura y arroz, o a mi zapallo y cebolla hervidos con fideos y mostaza. Mas adelante me voy a animar al seso y la tripa gorda, pero cuando tenga ganas yo. ¡Adios, irrisorias epocas en que mi madre me mandaba encomiendas a la pension con las Patitas ya horneadas para que no me mandara ningun moco! ¡Adios! Pero me dejaron grandes enseñanzas esas epocas, como por ejemplo la costumbre de no rechazar jamas ningun ofrecimiento de algo que se coma aunque sean las sobras de los demas, y lo que considero una de mis pocas virtudes: me gustan absolutamente todas las comidas a excepcion de las nueces y las aceitunas. Considero a esto ultimo una enseñanza porque no me imagino naciendo con la capacidad de morfarme lo que venga y disfrutarlo, creo que a fuerza de no poder hacerme cosas ricas desarrolle una cualidad que denomino 'paladar de amianto' que me permite felicitar a personas que cocinan peor que yo -perdon, acto fallido, soy un extraordinario cocinero y casi todo el mundo cocina peor que yo- por el simple hecho de hacerme un pancho. Tambien rasco los fideos con salsa de algo del fondo de la olla a cualquier temperatura y los bajo con jugo Tang sabor limonada, me como la polenta fria y el atun directo de la lata humectado en su propio aceite de conserva.
Larga vida a la comida, y si se vive solo -como es mi caso ahora, lo que es un alivio porque nadie hace prescencia de mis amansalvas culinarias- que sea directo de la olla porque es completamente al pedo andar ensuciando platos.
¡¡Muy bien Cerebrito!!
ResponderEliminarYo nunca fui muy habil en el rubro culinariogastronómico, de hecho se me agasaja con una facilidad sorprendente, con sólo ponerle salchichas a la salsa, ponele. Alta elogiadora también.
Luego de años de vivir sola y hacerme mejunjes (pero comiendo de platos, eso sí), ahora salgo con un flaco al que le encanta cocinar, le en-can-ta, ¿ubicás? Jackpotttt
Vamos que capaz un día conocés una señorita que te salveeeee