miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sandia y Vino.


Me entere del mito cuando era chiquito, como una realidad irrefutable: si comes sandia y tomas vino te moris. Asi sin mas, sin ninguna explicacion logica o racional de los que provocaba tan catastrofica consecuencia por algo que pensado asi nomas, es de lo mas comun. Mas adelante me dijeron que la sandia se ponia dura como una piedra al mezclarse con el vino, cosa que era facil de averiguar poniendo un pedazo de fruta en un vaso con vino, ¿pero quien se iba a tomar la molestia?

Y en una de esas rondas de mates en las que la historia y la filosofia dicen presente, alguien supo darnos a conocer una hipotesis muy convincente acerca del origen del mito. Ese alguien, el Gordo Chiki que le dicen, nos conto algo como esto:

Se rumorea que hacen muchos años se organizo una reunion al aire libre entre gente muy paqueta, no se si hubo almuerzo o variados aperitivos y bocados, pero para tomar habia vino, y para comer, sandia. Se ve que la sandia tiene efectos afrodisiacos, y al acompañarla con vino, la calentura se vio secundada por la desinhibicion, y la tarde termino siendo una flor de orgia. Pero como eran gente muy paqueta, no solo decidieron ocultar lo que ocurrio, sino que fueron tan egoistas que no querian que lo haga nadie mas, asi que popularizaron el mito de que si mezclas sandia con vino te moris.

El secreto se filtro hasta nuestra ronda de mates, por ende, algun paquete delato al resto. Sin duda, como activador para una fiesta descontrolada, debe ser mas sano que echarle drogas para exitar a las yeguas a la cerveza, como me contaron tambien hace un tiempo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

El Viejo Varieté.


A la misma altura que nosotros, el publico que rondaba las cuarenta personas, y dispuestos en una ronda, tocaba una banda de folklore en El Viejo Varieté (con tilde para que ninguna malinterpretacion haga de las suyas). Tocaban bien los muchachos, tenian su guitarra, su bajo, su bombo, su bandodeon y su coro, este ultimo se ve que era el galan de la banda, en medio del espectaculo, cerveza en mano, intercambiaba besos de lengua con una señorita de su edad (unos cuarenta y algo). El publico alternaba entre danzas folkloricas autoctonas y un pogo al estilo recital de Iron Maiden, el seguidor de Racing de Olavarria que se llevaba puesto al resto del publico, el bailarin de malambo mas destacado del predio de Calle Cuarenta y nueve entre Cuatro y Cinco tambien se chocaba a uno que otro colega, y el hombrecito sin piernas, quien con su vasito de cerveza y su cigarrillo, hacia frente a sus limitaciones fisicas dando vueltas y vueltas en la pista con su silla de ruedas. El lugar es bizarro, grafiteado en variables calidades plasticas con motivos musicales sobre todo, sencillo, sin gran iluminacion ni publicidades de energizantes ni cigarrillos, y quienes asistieron se divertian igual que en cualquier otro boliche, con birrita y faso y bailando y charlando de cosas sin sentido.

El integrante mas curioso de la banda y del lugar: El señor que estaba a cargo del palo de escoba. Zurdo como Hendrix, Cobain y McCartney, y fusion de ellos, porque en ocasiones hacia complejisimos punteos, muchas veces marcaba los acordes, y tambien realizaba una que otra tecnica de bajo. Y no hay que dejar de lado su danza frenetica a lo Angus Young, que le daba a la banda ese golpe de energia que contagiaba a todo el publico, por momentos mirando a sus fans, a veces de cara a sus compañeros. Y de tanto en tanto se detenia a afinar las cuerdas de su intrumento. Hasta se animo a acomodar un pie de microfono y cantar, demostrando que era el mas corajudo del Varieté esa trasnoche, luego se canso y dejo el microfono a un costado y se ocupo solo de hacer su show con el palo de escoba.

A la salida se amagaron piñas y peleas de pareja, por un lado, en la esquina dos hombrecitos pateando portones y haciendo escandalo, que se evitaron el tener que enfrentarse a un gordo con camiseta de Gimnasia de La Plata que tenia toda la pinta de ser un experimentado en cuestiones de trompadas, con la oportuna llegada de la policia que se encargo de ajusticiarlos; por otro, la groupie besuquera del coristo que seguia repartiendo cariño, ahora con una mina, y la aparicion del coristo ya mencionado en ese preciso momento, que lejos de hacer un quilombo como para escribir una historia un poco mas larga el dia de hoy, se hizo participe de un trio de besos, y volvieron adentro, ellos sabran que hicieron despues.

martes, 20 de noviembre de 2012

OCHO DIAS CON MARTIN. Primera parte.


Fue la experiencia que me marco de por vida en mis relaciones internacionales. Odio a los chinos. Estafadores maleducados hijos de remil puta. No son capaces de ayudarte a guardar lo que le compras en sus supermercados en las bolsas de nylon, ¿que les cuesta? ¡es una minima muestra de cortesia con el cliente! ni "hola" ni "chau". Salvo una excepcion muy rara de uno que trabajaba en un super en Palermo, que me dijo "peifeito, mucha guiacia!", el unico chino simpatico que vi en la vida, ademas de Shao Ming. Bueno, mi caso en particular comienza en un local manejado por un chino en Mar del Plata, en la calle Moreno, entre Entre Rios y Corrientes, sobre mano izquierda, el "Minimercado Martin". Este oriental en cuestion, un pigmeo con tez amarilla que usaba la misma ropa dia tras otro (la misma remera roja, los mismos jeans y las mismas sandalias), me contrato para ser repositor a fines de Diciembre de 2010, por un conocido en comun (un uruguayo, a quienes considero las personas mas honestas sobre la faz de la Tierra, creo que nosotros somos un departamento marginado de ellos y no ellos una provincia nuestra), y yo entre a laburar ahi hasta que pudiera encontrar algo mejor, (si, fui con la premeditacion de garcarlo y dejarlo en banda) pero llegue ya empezada la temporada y se me hacia dificil. Lo mas lindo es que el chino me cago como arriba de un palo a mi.

Te pude conseguir un laburito provisorio, me dijo el conocido en comun, pensaba ir ahi y en cuanto consiguiera algo mejor borrarme, pero en una de esas me gustaba el minimercado chino y me quedaba, quien sabe.

No tengo una perfecta nocion del orden cronologico de cada uno de los inconvenientes de Martin conmigo y con los distribuidores, por lo tanto no me voy a guiar por ningun canon en particular para dar orden a algunos que escapan a mi recuerdo ordinal.

Obviamente que el primer dia me dijo, como pudo en su algo improvisado idioma argenchino, en que constaban mis responsabilidades como repositor. Entre a las ocho de la mañana, y en la media horita que me daban para almorzar a las doce me tiraron un pedazo de pan y unas fetas de paleta y queso para que, bajadas con agua de la canilla, comiera en el diminuto deposito. Y despues hasta las ocho y media de la noche, con un parate de dos horas a la tarde para dormir una siesta. Diez horas y media en total. Suerte que siempre fui tan renegado que al segundo dia ya arranque a almorzar en la casa de mi tia.

La particular diccion que tienen estos orientales me confunde mucho en cuanto quiero saber su estado de animo, parecen estar a punto de cagarse a trompadas todo el tiempo, por eso nunca supe si les cai bien de entrada. Por las dudas al principio los trate bien, no sea cosa que Martin aplicara la patada de "la grulla" en contra de mi delicadisimo morro, si bien el karate es de origen japones, el canarito este se hacia temer mucho con esa cara de malo, y estaba bastante groso.

Igual uno nunca esta del todo seguro de si estos tipos son chinos, porque a raiz de nuestra falta de costumbre, solemos generalizar a todos los orientales como "chinos", un dia un muchacho que hacia las compras en compañia de su hijita tuvo esa duda:
- ¿Vinieron los dos de China?
- Japon.
- Ah, ¿sos japones? ¿y tu mujer tambien? (Carolina, sobre la cual mi primo opino que "esta para echarle un tiro")
- Eh... Corea.
- Ah, mira.
Mas tarde le pregunte si era cierto que era japones. Aunque ahora me resulte increible, en ese momento lo compadeci. El chino era chino, pero estaba recontra repodrido de que le pregunten sobre su origen, y les contestaba cualquier pavada a los clientes curiosos. Diferente era el caso de Carolina, que aparentemente necesitaba ser escuchada, dado que me conto toda la historia de su inmigracion, la que debe ser super interesante, lastima que no le entendi una mierda lo que me dijo.

Tampoco entendia nada el dia que Martin me grito "a chachosa".
- ¿Que pasa Martin?
- ¡A cachosa!
- No te entiendo un carajo. - Se ve que habian pasado varios dias y ya estaba harto.
- ¡Ahi, a cachosa!
Y la señalo. Con "a cachosa" queria decir "la gaseosa" que se habia caido al piso y queria que yo acomode.

Sepan disculpar el desorden temporal, ya contare mas.
Hasta luego.

Segunda Parte: CLICK ACA.